Mi Historia

Mi nombre es Ana Lía Saravia Sclavi, tengo 44 años y vivo en Montevideo.

Nací en Salto, Uruguay, mi familia estaba en esa ciudad por el trabajo de mi padre y desde entonces hasta mis 9 años, fuimos viviendo en diferentes lugares hasta que decidieron echar raíces en Florida. Ahí estuve hasta hace un tiempo que me mudé a la capital.

Estudie ayudante de arquitecto, administración de empresas, soy profesora de piano y solfeo, pero nunca me quedé por tiempos prolongados ejerciendo en ninguna de estas actividades.
La vida me sorprendió luego en el área comercial, ya algo familiar, donde sin ser consciente fui desarrollando y aprendiendo un mundo interesante con el comercio exterior que me permitió conocer y estar en un lugar que me gustaba.

Pero algo faltaba, un sin sabor estaba presente siempre, tenía todo y a la vez no me sentía completa.

A estas alturas ya tenía un diagnóstico irreversible de un problema de salud, en su momento inesperado, pero que me acompañó durante muchísimos años.

Yo no encontraba salida, me hundí en una tristeza eterna y en ese momento tenía que culpar a todo lo que estaba fuera para calmar un dolor que es inexplicable, sí. Siempre digo que era como estar en un pozo hondo con barro donde me resbalaba y caía. No era depresión, era tristeza, y la incomprensión de: ¿Por qué a mí?.
Me acostumbre a vivir así, y claro está, esto repercutió a lo onda expansiva en todo mi entorno.
Hoy a la distancia, me pongo a pensar lo difícil que debe haber sido estar en esos momentos conmigo, para mi entorno más cercano.

Un día allá entre 2013 y 2014 empezó una revolución en mí.
De preguntas, de respuestas no encontradas, empecé a conocer personas que tenían filosofías de vida diferentes, sumado a situaciones familiares que estaban como en revolución.
Mientras seguía lidiando con mi enfermedad, poder ser madre se había convertido en lo más importante; pero también me pasaban más cosas y llegaban más personas hasta que un día me dije: tiene que haber algo más.
Yo no puedo vivir así. Ahí empecé a buscar por mí misma una salida.

Fui a todos lados a meditar, compré libros, fui a talleres... de todos lados quería rescatar aprendizajes. Intelectualmente, yo comprendía, sí. Pero aquel sin sabor seguía ahí, y yo me engañaba un poco también. No estaba todo tan en orden.

Seguí con infinitos tratamientos de fertilidad hasta que en 2016 nace Vicente, fue otra revolución, lo más maravilloso. ¿Era entonces el fin de una búsqueda de mi paz? ¡No!

Un día fui a un taller más, "Transformación" se llamaba y volví a mi casa diferente.
Podía empezar a comprender cosas. A ver diferente lo que pasaba y comprender para qué, yo estaba transitando todo lo que estaba viviendo.

En otra instancia de estos talleres, me encuentro con alguien que se iba a Barcelona, a hacer el posgrado en Bioneuroemoción® y desde ahí empecé a buscar, a estudiar. Y es éste método con el que resoné y desde entonces me he formado en él. Para mí en primer lugar, y para luego expandirlo a quienes también resuenen con ello.

Entendí que soy responsable de mi propio bienestar y no soy víctima de las circunstancias.
Aprendí que lo que pasó fue lo que tuvo que pasar y comprendí cuál es mi papel, mi misión a partir de la enfermedad.

Hoy soy consciente de eso, lo integré.
Las cosas pasan sí, hay dificultades, hay angustias y hay también profundos dolores, pero ya las puedo vivir desde el aprendizaje. Sin juzgarme si estoy triste y sin culpar a otros.
Estoy atenta, y he desarrollado herramientas para la autogestión emocional, sin víctimas y sin victimarios.

Ahora sé que yo soy la causa, no el efecto.
Y que es a partir de mí, todo lo que hace que atraiga situaciones o personas con el mismo nivel de frecuencia que tengo.

Si yo no soy feliz, nada de afuera puede hacerme feliz. Todo es mi responsabilidad.

A partir de toda mi experiencia, sumada a la de haber sido parte del personal en diferentes empresas y ser dueña de mis negocios; más todo lo que me brindaron y brindé mediante charlas de equipo  y asesorías, ví la necesidad de enfocar el aspecto individual de cada persona en la experiencia colectiva en la empresa.
Cada uno procesa y vive el estrés o conflictos de forma diferente, y en charlas grupales muchas veces es difícil para ciertas personas exponer sus inquietudes ante el grupo.

Por esto desde mi formación en Bioneuroemoción® y Biodescodificación puedo ofrecer consultas tanto grupales como individuales para atender adecuadamente las necesidades en cada situación.